Lectura

Agua y su gestión responsable en la agricultura

El agua es un elemento clave en la producción agrícola y su gestión responsable es clave para garantizar la seguridad alimentaria de todo el mundo. Por ello, en el artículo de hoy te explicaremos cómo mejorar la eficiencia del uso del agua en la agricultura.

¿Cuál es el futuro del uso del agua en el agro?

Actualmente la agricultura consume el 70 % del agua que se extrae en el mundo y la FAO estima que en 2050 la agricultura tendrá que producir casi un 50% más de alimentos, fibras y biocombustibles que en 2012 para satisfacer la demanda mundial.

Con este modelo de producción esta meta se podría considerar casi utópica:

  • Se debería incrementar la superficie destinada al regadío por su eficiencia, ya que produce el 40% en el 20% de las tierras. 
  • De igual manera se deberían investigar e implementar técnicas y procesos más eficientes.

Solo así podremos conseguir una agricultura competitiva, rentable y eficiente en el consumo del agua.

Limitaciones el uso del agua en Europa y su evolución

Las diferentes entidades públicas velan por el cumplimiento de un consumo de agua de manera responsable. Así han ido naciendo diferentes regulaciones en esta materia, las cuales deben ser cumplidas por el sector agrícola.

Desde el año 2000 nos encontramos con una legislación comunitaria en materia del uso del agua, la llamada Directiva sobre el agua (2000/60/EC). En esta se detallan los objetivos a cumplir para detener el deterioro de las masas de agua de la Unión Europea, así como los puntos claves sobre los que actuar para conseguirlo.

Actualmente lo vemos reflejado en el Pacto Verde Europeo y en el ‘Objetivo 12: Producción y Consumo Responsables’ de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. Se busca hacer más y mejor con menos: aumentar la eficiencia de recursos, del agua.


¿Cómo mejorar la eficiencia del uso del agua en el sector agrícola?

Es por todo esto que el sector de la agricultura, debido a la gran huella hídrica del sector, debe contribuir de manera sustancial a la sostenibilidad. Podremos conseguir esto mediante:

  • Modernización de los regadíos: promoviendo el uso de sistemas más eficientes y con unas demandas de agua muy contenidas, como el riego localizado (goteo), en detrimento del sistema de gravedad. También cabe mencionar el fertirriego.
  • Control climático: mediante el uso de sensores es posible realizar una gestión integral del cultivo, proporcionando las condiciones ambientales necesarias para que su proceso vital se produzca en las condiciones más favorables y así obtener el máximo rendimiento minimizando el gasto hídrico.
  • Almacenamiento y distribución del agua en regiones áridas: el agua disponible, si no es aprovechada inmediatamente o almacenada para uso posterior, fluye hacia fuera de la zona de interés y alcance del agricultor. Podemos combatir esto mediante su captación en las zonas cercanas al cultivo o bien mediante su abastecimiento hacia estas áreas. Así nacen sistemas como la desalinización del agua de mar.
  • Tratamiento de aguas residuales: mediante sistemas capaces de eliminar diferentes tipos de contaminantes de las aguas, se puede llegar a reciclar y reusar este agua. Estos constan principalmente de tratamientos físicos, químicos y biológicos.


En estos aspectos destaca innegablemente nuestra zona, Almería.


Caso de éxito: el modelo Almería

Almería es la zona más árida de Europa. Por ello, históricamente se ha caracterizado por cultivos típicos del secano mediterráneo como como cereales, olivo, vid o cítricos.

Pero en 1963 se construyó lo que posteriormente sería el principal motor económico de la provincia: un invernadero. Rápidamente fue adoptado y actualmente conocemos a Almería como el ‘Huerto de Europa’. 

El agua es un bien muy escaso en esta zona, y la eficiencia de los invernaderos en su uso ha sido clave para su prosperidad. Algunos de los puntos claves mencionados anteriormente que han sido aplicados en el campo almeriense han sido: 

  • Creación de grandes plantas desaladoras en las principales zonas agrícolas, que contribuyen notablemente a disminuir el déficit hídrico de la zona y a recuperar los acuíferos. 
  • Uso de sistemas eficientes de riego. Según un estudio realizado por Cajamar, prácticamente la totalidad de los agricultores dispone de riego localizado (99,6 %), mediante riego por goteo en los cultivos en arenados o en cultivos hidropónicos en sustratos, lo que ayuda a una eficiencia hídrica extraordinaria.
  • Avances en el reciclaje y reuso del agua, como los dados en la estación depuradora de El Toyo (EDAR). Esta es capaz de producir de forma natural agua apta para el riego de cultivos, bioplásticos y fertilizantes, gracias a la ayuda del Sol y de las microalgas que nacen y se alimentan de los propios lodos.


Si te ha gustado este artículo sobre el uso eficiente del agua en la agricultura, no te pierdas el módulo «Retos y Soluciones Globales en el Sector Agrícola» de nuestro Máster Internacional en Gestión de Agronegocios.

ISAM Academy

Más lecturas