El cooperativismo constituye un modelo de negocio con tres grandes fortalezas: Impulsa una distribución equitativa de la riqueza, otorga una importancia decisiva al capital humano y posee un carácter democrático tanto en la participación empresarial como en la toma de decisiones. Las cooperativas repartidas por núcleos rurales y grandes ciudades, dedicadas a materias agrícolas o ganaderas, así como a nuevos ámbitos como la consultoría, la tecnología, la I+D+i o el sector energético, han demostrado un nivel empresarial altamente competitivo.
En la actualidad existen 711 cooperativas en Andalucía, según los datos del último informe del Observatorio del Cooperativismo Agroalimentario Español, (OSCAE), correspondiente al año 2021. En el conjunto andaluz, Almería mantiene el liderazgo del cooperativismo agrario gracias a la aportación de la horticultura. El motor de las cooperativas hace que la economía de la provincia siga en movimiento. El inicio y posterior desarrollo hasta el día de hoy del sector hortofrutícola tiene en los primeros agricultores y sus familias uno de sus pilares principales. Estos pequeños agricultores comenzaron con una media de entre 2 y 2,4 hectáreas de superficie. Hoy se les reconoce como los protagonistas del denominado ‘milagro almeriense’. Sin embargo, este entramado de pequeñas empresas no se hubiera podido sostener sin el desarrollo en paralelo de las cooperativas o sociedades agrarias.
Ellas suponen el instrumento más adecuado para garantizar la estabilidad del sector agrícola y son las verdaderas impulsoras de tender redes sociales para cohesionar a una comunidad y lograr objetivos comunes.
En aquellos principios, por los años 60, también fueron fundamentales las cooperativas de crédito, y entre ellas destaca la Caja Rural de Almería, hoy Cajamar, que es considerada el principal grupo empresarial cooperativo español por volumen de facturación según la Confederación Empresarial Española de Economía Social (CEPES).

También la Caja de Ahorros de Almería, ya integrada en Unicaja, que “fomentan la responsabilidad social, promoviendo la investigación, la enseñanza, la conciencia acerca de las cuestiones medioambientales mediante seminarios y actividades que se dirigen y de la que se beneficia una gran parte de la sociedad almeriense, no sólo la dedicada a la agricultura”.
En un contexto económico de incertidumbre como el actual, las cooperativas cobran mayor importancia porque no se deslocalizan, siguen contribuyendo al desarrollo y crean empleo. Las cooperativas son vitales para ayudar a los agricultores a posicionarse en el mercado. De hecho, la evolución más importante en facturación la presentan las cooperativas que tienen una mayor dimensión, lo que refuerza la idea de la necesidad de integración para lograr mejorar su posición en el mercado.